El camino a Ítaca
El camino a Ítaca, retoma ese motivo de Ítaca como la desilusión a que se arriba luego de un oscuro viaje. La trama ocurre entre Estocolmo y Barcelona durante 1991 y 1992.
Vladimir, un joven latinoamericano perseguido por sus vínculos en el mundo de la droga, llega a Suecia pensando que allí estará seguro. De inmediato se ve inmerso en otra sociedad, paralela a la sociedad sueca: el mundo visible de los inmigrantes. En él se reproducen todas las contradicciones de la sociedad oficial, más los problemas que cada grupo de inmigrantes trae consigo desde su país de origen. Para escapar de ese mundo paralelo y grotesco, Vladimir se traslada a Barcelona. Pero nuevamente debe sumergirse en el mundo desintegrado de los inmigrantes. El meteco sigue siendo meteco alllá donde va. La inmigración desde los países periféricos a Europa es el centro de esta novela, pero no el único. Por detrás aparecen la caída del muro de Berlín, las matanzas en Bosnia-Herzegovina, los Juegos Olímpicos de Barcelona, la limpieza étnica, el universo de los más infelices hundidos en el alcohol, la droga, la prostitución y la miseria. La mirada de un individuo doblemente marginado, inmigrante e ilegal, obliga a concentrar la atención sobre sectores que el ciudadano nunca ve, y hace reflexionar sobre ideas aceptadas como civilizadas por el ciudadano de la Unión Europea. Y todo ello desde una prosa transparente y magnética que sitúa a su creador entre los grandes escritores latinoamericanos de nuestra época.
Vladimir, el protagonista, viaja en esa realidad de mapa y calendario, pero también lo hace en sueños. Y, como en ciertos relatos de Onetti, son en el fondo esos sueños los que marcan, tenuemente o a fuego, según se mire, la vida de Vladimir. Él se retuerce rabiosamente entre los hilos de su biografía, a veces también se cansa y abandona. Otra vez se rebela, vuelve a la carga, y nuevamente se abandona. Entretanto, va intuyendo en sueños su destino, su Ítaca. La intuye, no la conoce. Lo único que sabe es que debe seguir. Viviendo.
La mansión del tirano, novela anterior, ignoraba los géneros. Ahora Liscano intenta amoldarse a la forma de la novela, con principio, nudo y desenlace. Una misma voz, la de Vladimir, narra sus peripecias en una sociedad más o menos caótica en la que no logra integrarse. “El camino a Ítaca” es un libro poderoso, virulento con razón, triste con más razón, escrito con un estilo ágil y oral que quienes sepan leer atribuirán a una disciplina rigurosa y a un sutil sentido de la medida y el tono. Lo desmedido no está en el estilo de la prosa, sino allí donde tiene que estar: en el odio y la sordidez de un Onetti, en la perplejidad de un Antonio Di Benedetto, en la inmoralidad de un Celine, en la honestidad de un Filiberto Hernandez. Pero esto es apenas poner nombres conocidos a lo nuevo y desconocido. El camino a Ítaca no puede tener sino un parangón, y son las otras obras de Liscano, inhallables en España y que ojalá los editores nos sigan permitiendo conocer.
Ficha técnica
- Número de páginas
- 254
- Formato
- 21,5 x 14 cm
- ISBN
- 9788489354920